Las políticas neoliberales a nivel global han propiciado la contracción del Estado y con ello de los sistemas educativos contemporáneos. Cada vez se hace más común la promoción e instalación de diversas políticas educativas basadas en la flexibilización, la limitación del gasto público, y la externalización de servicios. Se trata de distintas formas de regular la educación, que, si bien cambian entre estados y contextos territoriales, confluyen en lineamientos cada vez más diseminados como la búsqueda de financiamiento en organismos privados, la instalación de la cultura de la rendición de cuentas y la promoción de la competencia entre diferentes (incluso en algunos casos, haciendo condicionar el financiamiento estatal al rendimiento de los estudiantes, como el caso de Chile). A su vez, el énfasis del neoliberalismo en los valores comerciales y lucrativos en lugar de los valores democráticos, junto a su activa propuesta ideológica de competitividad extrema y egoísmo irracional, y su impaciencia con los asuntos de ética, justicia y verdad, han ido invisibilizando agudas precariedades sistémicas, y socavando el enorme potencial del sistema educativo de proveer a la sociedad de pensamiento crítico y solidario, además de la posibilidad de contar con un juicio informado (Giroux, Rivera-Vargas y Passerón, 2020).
Este marco neoliberal, por tanto, ha ido generando un contexto político, social y económico a nivel global, en el que ineludiblemente deben desarrollarse gran parte de los proyectos educativos de todos los niveles (Fardella y Sisto, 2015). Se trata entonces de un escenario que manifiestamente expone a los actores y a los procesos de enseñanza y socialización a la responsabilidad individual por sobre la colectiva, y a una contingencia social, laboral y formativa cada vez más precaria e insegura. Como señala Lorey (2015), hoy lo precario no puede ser reducido a una circunstancia específica de carencia o escasez de recursos, sino de una condición social de inseguridad e incertidumbre que cruza las relaciones escolares, las instituciones educativas y a sus actores.
Sin embargo, tanto la crisis como la precariedad son también una condición de encuentro para poner en común la vulnerabilidad y la creatividad, por tanto, una oportunidad para el cambio (Pérez-Orozco y Agenjo-Calderón, 2018) y la reflexión. Con este horizonte la presente convocatoria busca agrupar un conjunto de contribuciones que den luz a diferentes situaciones de precariedad que proliferan en los sistemas educativos y en los centros, con el fin de desvelar problemáticas que puedan ser abordadas a través de profundas reformas que prioricen el bienestar comunitario, institucional y profesional. Tomado de: https://www.forodeeducacion.com/ojs/index.php/fde/index
¿ Como docente, que contribuciones de carácter teórico, metodológico y/o empírico, elaboradas desde diversos modelos conceptuales puede aportar, relacionadas con el análisis y soluciones de las precariedades en los diferentes ámbitos de la educación y niveles de enseñanza ?
Quizás una de las más desgastadas soluciones que plantean es elevar la calidad educativa enfocada a alcanzar una excelencia en la ejecución laboral y a su vez un alto desarrollo económico que solucione problemas de toda índole...